SI HAY UN RETRASO DEL LENGUAJE, ESPERAR NO ES UN BUEN CONSEJO

Siempre digo que me encantaría poder transmitir las experiencias de los diferentes papás que pasan por la consulta o incluso reunirlos para que puedan compartir sus inquietudes, ya que  muchas veces son comunes... Seguro que sería una buena terapia contra la incertidumbre.

Os dejo los consejos de una mamá que empezó el camino de la búsqueda...

Cada cierto tiempo,  ya sea por twitter, desde el formulario de contacto del blog o por mi página de Facebook, me llega la consulta de algún adulto preocupado por la evolución de su niño pequeño, normalmente entre el año y medio y los tres años.
“No habla como los demás niños de su edad” o “aún no habla”  suelen ser las dos claves que me plantean. Normalmente son madres, a veces algún padre, en alguna ocasión han sido otros familiares o incluso amigos de los padres con niños de edades similares.
Lo que intento siempre en estos casos es transmitirles calma, que no se preocupen antes de tiempo pero que si dudan de la evolución del niño no tarden en buscar algún profesional cualificado al que acudir a valorar al niño, les digo que las distintas  asociaciones relacionadas con el autismo y los colegios específicos  suelen ser el mejor lugar en el que buscar ayuda, muchas veces mejor que los pediatras de cabecera que normalmente están poco formados al respecto y tienden a quitar importancia con demasiada frecuencia a cualquier consulta que no esté relacionada con una dolencia física: en cuanto les sale un grano están mandándoles pruebas de alergias alimentarias, pero si unos padres llegan diciendo que su niño no avanza como los demás no hacen ni caso.
Notar un retraso en la aparición del lenguaje no tiene porqué significar que tenga autismo. Puede perfectamente no tener nada.  Puede que sea un retraso simple o específico del lenguaje o cualquier otra cosa.
Lo que no hay que hacer es quedarse parados. Esperar a que cumpla los tres porque mi amigoRamón no habló hasta entonces, o la prima de mi madre que es psicóloga ha dicho que no pasa nada o a que entre en la guardería a ver si estar con otros niños le espabila.
Os lo digo yo, que perdí muchos meses de intervención y me engañé a mi misma durante demasiado tiempo, incluso desde este blog. La negación no lleva a ningún sitio.
Si luego no es nada, pues mejor. La estimulación no le va a perjudicar.
hay que fijarse en otras cosas aparte del habla.  Hablar o no es lo más llamativo, lo que nos hace saltar las señales de alarma. Pero entre los muchos indicativos de que hay un problema en el que yo más me fijo (os aseguro que somos legión los que lo hacemos) es el juego simbólico.
Puede que no hable, pero si juega a dar de comer a una muñeca, a que el avión vuela o a que los coches se chocan, podéis respirar más tranquilos aunque aún no hable. Tranquilos, pero corriendo a buscar diagnóstico y ayuda. También es bueno que señale, que juegue con niños de su misma edad… Aunque no creáis que por mirar síntomas en Internet o hablar con padres que, como yo, tienen un niño afectado vais a salir de dudas. Necesitáis a un buen profesional. Y cuando estéis ante uno, aseguráos de que lo es. No os dejéis llevar por cualquiera sin cuestionarlo.
Y da igual que vuestro niño sea el más espabilado del mundo, os recomiendo el libro (gratuito y online) Hablando nos entendemos los dos, al que pertenece el dibujo que ilustra este post lleno de buenos consejos para estimular a nuestros pequeños, tengan o no algún problema.



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